Nací en Mumbai (India), una ciudad de la India al ladito del mar, y me adoptaron con 1 año, soy adoptada, lo pongo así porque es algo que me caracteriza, algo que me ha llevado a dedicarme a lo que me dedico hoy en día, además de muchas otras experiencias mi vida, que me llevaron a dedicarme al trabajo social.

Desde pequeña, compañeras de colegio y mi familia, decían que yo me dedicaría a trabajar en algo de ayuda… En 1o de Bachillerato, cuando nos hicieron hacer una redacción sobre cómo nos veíamos dentro de 10 años yo escribí que, trabajando en una asociación con niños, niñas y adolescentes adoptados, para ayudarles en lo que a mí no se me ayuda, y casualidades, y mucho trabajo de por medio, que ahí estoy, exactamente 10 años después trabajando en Apananá, con familias adoptivas y acogedoras, y acompañando a profesionales.

Lo curioso de todo, es que yo tenía mucho miedo de trabajar con niños, niñas y adolescentes, porque no les quería hacer daño, y porque no me veía capaz. Hasta que descubrí el ocio y tiempo libre con infancia y adolescencia en riesgo de exclusión social, y fue ahí, una chica de 18 años que no se sentía merecedora de nada, que no se valoraba nada, empezó a florecer, en el cuidado a la infancia y adolescencia, pero también en el sentirse valorada, y encontrar su lugar, al menos vocacional y profesional.

Así que desde ahí y gracias a un par de profesoras, que sí creyeron en mí, me decidí por trabajo social. Desde los 18 años he estado metida en el mundo asociativo de la adopción, y poco a poco he ido formándome en múltiples cursos, definiéndome ahora como Trabajadora social experta en trauma complejo, apego, adopción y acogimiento. Con unas ganas constantes de seguir aprendiendo e integrando nuevos conocimientos, como es la psicomotricidad, el trauma racial, el duelo infanto juvenil con

nuestra querida Alma Serra, el feminismo, la importancia del juego… un montón de cursos que me permiten ver la vida desde muchas perspectivas,

Cuando me preguntan el porqué hago ese tipo de recursos, por los que a lo mejor os sueno un poquito “La mochila de Vandi”, surgen de esa etapa, mi respuesta es siempre la misma, porque en mi etapa escolar que muy dura los adultos no sabían cómo acercarse a mí, y ahora con este proyecto intento acercarme a la infancia y adolescencia de una forma respetuosa, y siempre a través de lo lúdico, porque a veces (casi siempre) necesitamos jugar mucho más que hablar.

Si algo me define es la pasión por mi trabajo, y sé que suena muy idílico pero el trabajo para mí no es solo trabajo, es el lugar dónde plasmo mi esencia, dónde me siento yo, está integrado en mi vida, porque tengo la suerte de poder trabajar en algo que concuerda con mis valores, ética y gustos personales, y trabajar con personas excepcionales.

Si algo anhelo, es tener mil horas en la semana para seguir haciendo cosas, hacer manualidades, creando, trabajando en la infancia y adolescencia, desde el trabajo de campo, pero también desde lo administrativo y burocrático que tanto se nos ha criticado a las trabajadoras sociales pero que es imprescindible para cambiar la realidad social.