Afortunadamente, en el momento actual la escuela ya sabe que las emociones forman parte del aprendizaje y cada día busca nuevas maneras de incorporarla en el aula. Aún nos queda un camino por recorrer, pero van apareciendo propuestas cada vez mas interesantes
Una forma segura de que se dé una educación emocional es formar a las y los docentes en un buen desarrollo de competencias emocionales Suelo decir que no hay mejor programa de educación emocional que una persona (docente o familia), que ha desarrollado sus competencias emocionales y se da espacios de autoconocimiento, autorregulación y autocuidado.
Y esto es así porque un/a profesor/a con competencia emocional:
⦁ Utiliza su capacidad de entusiasmar al alumnado, para poner la corriente emocional del aula y del alumnado a favor del aprendizaje.
⦁ Sabe hacer una buena lectura del estado emocional de un grupo, de una alumna o alumno o de una familia y sabe adaptarse a dicho nivel.
⦁ Se ha tomado su tiempo en conocerse e identificar sus estados emocionales, en “leerse” y saber cómo utilizar estos estados en el aula a favor de sus necesidades de enseñar.
⦁ Se concede sus tiempos personales fuera de su jornada, para reponer energías, tiene un área personal (artística, creativa, lúdica, área de interés vital- distinta de la docencia) desarrollada y se nutre de ella para llegar equilibrada al aula.
⦁ Se provee de espacios de apoyo con otras personas, ya sean grupos de encuentros, grupos de actividades o espacios más personales de conocimiento y crecimiento personal.
⦁ No le importa experimentar emociones en el aula y explicitarlas como modelo de adecuada gestión. Como está viva, se emociona y en ocasiones las explicita y las legitima.
⦁ Se ha entrenado en identificar las necesidades que acompañan a sus emociones y por tanto sabe que sus estados emocionales dependen de estas necesidades propias y no de la conducta de su alumnado. Por tanto, no les hace responsables de su propio malestar o de sus dificultades de gestión o enseñanza.
⦁ Ha desarrollado una serie de habilidades y herramientas para comunicarse con claridad facilitando el acuerdo y entendimiento. Además, trabaja por continuar mejorando dichas habilidades pues sabe que siempre podemos comunicarnos mejor.
⦁ Sabe que antes de poner en marcha su plan, debe contextualizar sus propuestas a la situación concreta que tiene delante
Cuando todo esto ocurre en un aula, el alumnado incorpora también estrategias propias de autogestión emocional .
No es que sea la única manera, pues también es importante realizar actividades explicitas pero es una gran paso dedicar tiempos y esfuerzo a formar docentes en competencias emocionales.
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