Escrito por Borja Uruñuela.
¿Alguna vez te has sentido como una olla a presión que va cargándose más y más? Pues, posiblemente, no sea el mejor momento para comunicar de manera consciente.
Las emociones están directamente ligadas con nuestro estilo de comunicación. Cuando
nos encontramos enfadados, estresados o con cierto nivel de ansiedad, nuestra
comunicación es fácil que sea impulsiva y reactiva. Lo más probable es que sea una
comunicación muy directa, defensiva y con cierta carga de violencia. Somos esa olla a
presión que estalla.
Cuando comunicamos desde una emoción que nos altera corremos el peligro de no medir ya no solo lo que decimos, sino sobre todo, cómo lo decimos. En un estado de irritación estamos esperando a que alguien diga o haga algo que nos moleste para proyectar todo ese malestar hacia él o ella con palabras gruesas y un tono agresivo.
El gran peligro de estas situaciones es que solemos estallar con las personas que más
confianza tenemos y a las que más queremos: nuestra familia y personas más cercanas.
Después de este tipo de comunicación reactiva es fácil sentir otra emoción: el
arrepentimiento. Cuando hemos descargado esa presión interna y somos conscientes de
cómo hemos comunicado, podemos encontrarnos diciendo: “Lo siento, no quería decir
eso”. ¡Pero lo he dicho!, y eso puede pasar factura.
“La comunicación hace relación” es una frase que he oído en alguna ocasión a mi amiga
Pilar González . De la misma manera, la comunicación debilita, y puede romper, una
relación entre dos personas. Por eso es tan importante cuidar qué y cómo comunicamos.
Una de las grandes claves de la comunicación consciente es comunicar desde un estado
emocional de calma. Siguiendo con nuestro ejemplo: si estamos alterados, queremos ser
capaces de quitar la válvula de la olla para dejar salir la presión de una forma consciente y así rebajar la tensión que nos llevaría a un estilo de comunicación poco eficaz y, quizá, dañina. Esta capacidad de rebajar nuestro malestar conscientemente es lo que llamamos gestión emocional, una habilidad intrapersonal de gran alcance.
Para ser capaces de llevar a cabo una gestión emocional eficaz, es necesario desarrollar
otras habilidades personales previas como pueden ser el autoconocimiento y la
autoconciencia. Para no alargarnos mucho dejamos estas competencias para otra entrada
del blog.
Recuerda, comunicar cuando te sientes como una olla a presión puede alejarte de una
comunicación consciente. Si te sientes así, date un paseo, haz alguna actividad que te relaje
y cuando estés en un estado de calma, comunica.